miércoles, 10 de junio de 2015

Platón y el mundo de las ideas







Una de las teorías más famosas de platón es la del “mundo de las ideas”. Sucede que platón divide el mundo en dos partes. Un mundo real y uno aparente. El mundo aparente, es el sensible y el mundo real es el las “ideas”.

Este mundo, como su nombre lo indica, está constituido de ideas. Ahora bien, Platón entiende a las ideas de un modo muy particular, distinto a lo que podríamos pensar nosotros actualmente. Para Platón las ideas no son representaciones o imágenes mentales que nos hacemos de las cosas. Las ideas constituyen una realidad que está más allá del mundo que vemos y tocamos, existieron y existirán siempre, independientemente de nosotros. Estas son como "moldes", como una "matriz" a partir de la cual se producen las cosas materiales, las cuales son "copias" imperfectas de las ideas.

Según Platón el mundo de las ideas es perfecto y eterno. En este mundo no existe el devenir., a diferencia del mundo sensible, ese que percibimos diariamente por medio de nuestros sentidos. En el mundo sensible encontramos “cosas”, entes materiales, imperfectos, corruptibles y temporales. En este mundo todo está en constante "devenir". Por ejemplo, en el mundo de las ideas encontramos la idea de “perro”, esa idea existió siempre, en el mundo de las ideas, no fue creada, ni sufre ningún cambio, y no morirá. En cambio, en el mundo sensible encontramos distintos perros, que nacen, crecen, se enferman, sufren accidentes, y mueren.

Platón también llamó a las ideas de otro modo: las llamó “esencias”. Las esencias son las características imprescindibles de una cosa, que le da identidad, que lo hace ser lo que es y no otra cosa. Por ejemplo, por esencia, un perro es un mamífero, es cuadrúpedo, ladra, etc. Hay perros que son marrones, otros grises, algunos de pelo largo, otros de pelo corto, algunos altos, otros pequeños. Esas últimas características no son esenciales, no hacen a la “esencia” de perro, pero si es esencial que ladre y no maúlle, o que camine en cuatro patas y no repte como los reptiles.

Comprender la realidad, entonces, es conocer las “esencias de las cosas”. Solo conocemos, según Platón, cuando dejamos de lado las pequeñas diferencias, las engañosas apariencias, cuando dejamos de lado lo que nos dicen los sentidos, cuando podemos elevarnos de las cosas materiales y sensibles y logramos dar con las ideas de las cosas. En otras palabras, cuando comprendemos lo “esencial”. 





Para profundizar en la teoría de los dos mundos compartimos algunos fragmentos de dos famosos manuales de filosofía. El primero es un texto de Gambra que interpreta la teoría de Platón como una síntesis de las teorías de Parménides y Heráclito. Los siguientes textos pertenecen a la novela filosófica "El Mundo de Sofía" de J. Gaarder


R. Gambra, Historia Sencilla de la Filosofía



"Todo esto recuerda a Parménides, quien también separaba el mundo sensible y la opinión, del ente único, inmutable, inmóvil, cognoscible mediante la razón. Sin embargo, para Parménides se trataba, en el fondo, de la diferencia entre el ente y el no-ente, de manera que el mundo sensible equivalía a la nada, de la cual no puede haber conocimiento ninguno, sino sólo ignorancia; en tanto que con Platón el problema está planteado de manera más matizada, en términos menos extremos. En efecto, el mundo sensible no es para él pura nada, sino que tiene un ser intermedio, imperfecto; pero, de todos modos, algo de ser; no es el verdadero ser, inmutable, permanente, que corresponde a las ideas, sino que se trata de una mezcla de ser y no-ser, y por eso todo allí es imperfecto y está sometido al devenir; y lo que tiene de “ser”, lo tiene en la medida en que copia o imita -siempre imperfectamente- a las ideas."


Las "esencias platónicas"
Gaarder, El Mundo de Sofía.

El círculo  Ideal

"Platón pensaba que todo lo que vemos a nuestro alrededor en la naturaleza, es decir, todo lo que podemos sentir y tocar, puede compararse con una pompa de jabón. Porque nada de lo que existe en el mundo de los sentidos permanece. 

Lo que dice Platón es que no podemos saber nada con seguridad sobre algo que cambia constantemente. Sobre lo que pertenece al mundo de los sentidos, es decir, lo que podemos sentir y tocar, sólo podemos tener ideas o hipótesis poco seguras. Sólo podemos tener conocimientos seguros de aquello que vemos con la razón. 

Veamos un ejemplo: imagínate que te encuentras en la naturaleza con una piña completamente redonda. A lo mejor dices que te «parece» redonda, mientras que tu amiga Jorunn dice que está un poco aplastada por un extremo. (¡Y empezáis a pelearos!) Por otra parte, podéis estar totalmente seguras de que la suma angular de un círculo es 360º. En este caso, os pronunciáis sobre un círculo ideal, que a lo mejor no se encuentra en la naturaleza, pero que, en cambio, es fácil de visualizar en la cabeza."







¿Por qué todos los caballos son iguales?

A lo mejor piensas que no lo son en absoluto. Pero hay algo que todos los caballos tienen en común, algo que hace que nunca tengamos problemas para distinguir un caballo de cualquier otro animal. El caballo individual «fluye», claro está. Puede ser viejo, cojo, y, con el tiempo, se pondrá enfermo y morirá. Pero el «molde de caballo» es eterno e inmutable. 

¿Solucionaste lo de las cincuenta pastas idénticas? Si lograste solucionar este problema por tu cuenta, entonces solucionaste un problema filosófico exactamente de la misma manera que Platón. Como la mayoría de los filósofos, él «aterrizó desde el espacio». Le extrañó cómo todos los fenómenos de la naturaleza podían ser tan iguales entre ellos, y llegó a la conclusión de que debía de haber un reducido número de moldes que se encuentran «detrás de» todo lo que vemos a nuestro alrededor. A estos moldes Platón los llamó Ideas.

Detrás de todos los caballos, cerdos y seres humanos, se encuentra la «idea de caballo», la «idea de cerdo» y la «idea de ser humano».

Conclusión: Platón pensaba que tenía que haber una realidad detrás «del mundo de los sentidos», y a esta realidad la llamó el mundo de las Ideas. Aquí se encuentran las eternas e inmutables «imágenes modelo», detrás de los distintos fenómenos con los que nos topamos en la naturaleza. 


«¿Qué fue primero? ¿La gallina o la "idea de gallina”?» 


Esta pregunta era casi tan difícil como aquella vieja adivinanza sobre la gallina y el huevo. Sin huevo no hay gallina, pero sin gallina tampoco hay huevo. ¿Sería igual de complicado encontrar qué fue antes: la gallina o la «idea de gallina»?¿Sofía se daba cuenta de lo que Platón quería decir? Quería decir que la «idea de gallina» existió en el mundo de las Ideas muchísimo antes de que hubiera gallinas en el mundo de los sentidos. Según Platón, el alma había «visto» la propia «idea de gallina» antes de meterse en un cuerpo. ¿Pero no fue sobre este punto sobre el que Sofía había llegado a la conclusión de que Platón se había equivocado? Una persona que no ha visto una gallina viva, ni ninguna imagen de una gallina, no podrá tener ninguna « idea de gallina».



Para finalizar con el capítulo de Platón proponemos una lectura del mismísimo filósofo griego. Se trata de un fragmento del famoso libro X de la República, donde explica claramente qué son las esencias.


Platón: República, Libro X 


-Tomemos como objeto de análisis, pues, una de las tantas multitudes de cosas. Hay, por ejemplo, una multitud de camas y otra de mesas. ¿Estamos?
-¿Como no habría de haberlas?
-Pero las ideas correspondientes a esos muebles son dos: una idea de cama y otra de mesa.
-Si.
-Ahora bien, ¿no acostumbramos a decir que los artesanos que fabrican las camas y las mesas de que nos servimos, e igualmente las demás cosas, las construyen de acuerdo con la Idea que tienen de ellas? Porque ningún artesano, desde luego, construye la Idea en sí. ¿Cómo habría de hacerlo?
-De ninguna manera.
-Veamos ahora que nombre darías al siguiente artesano.
-¿A cuál?
-Al que hace todo lo que hacen separadamente cada uno de los trabajadores manuales.
-¡Hablas de un hombre muy hábil y extraordinario!
-Espera un momento: habrás de admirarle más todavía. Este artesano no solo es capaz de fabricar toda clase de objetos artificiales, sino que hace también todo cuanto nace de la tierra y todos los seres vivos, inclusive su propia persona y, además de la tierra, hace el cielo, los dioses y todo lo que hay en el cielo y en el Hades bajo la tierra.
-¡Que talento! -exclamó-. Es un artista maravilloso.
-¿Lo pones en duda? -pregunté- Dime, ¿te parece que no existe un artesano semejante, o que pueda haber en cierta forma un creador de todo eso, y en cierta forma no? ¿No ves que tú mismo, al menos en cierta forma, serías capaz de crear todas esas cosas?
- ¿Y qué forma es esa? - preguntó.
- No es difícil. - contesté. -, y puede llevarse a la práctica rápidamente, en un momento si quieres; te basta tomar un espejo y dirigirlo hacia todos lados; en seguida harás el sol y lo que hay en el cielo, la tierra, a ti mismo, a los demás seres vivos, los objetos fabricados, las plantas y cuánto acabamos de mencionar.
- Sí -replicó - Creaciones aparentes, pero sin ninguna realidad.
- Muy bien - dije -, comprendes perfectamente el sentido de mis palabras, y entre esa clase de artesanos está, creo yo, el pintor. ¿No es así?
- Sin duda.
- Y dirás, supongo, que lo que hace no es verdadero. Sin embargo, el pintor hace una cama en cierta forma, ¿no?
- Sí - dijo -, al menos, una cama aparente.
- ¿Y qué hace el fabricante de camas? ¿No acabas de decir que no hace la idea, que afirmamos que es la esencia de la cama, si no una cama determinada?
- En efecto, lo acabo de decir.
- Pues bien, si no hace la esencia, no hace lo que es real. Por lo tanto, ¿no crees tú que probablemente se engañase quien sostuviera que la obra del fabricante de camas o de cualquier otro artesano es completamente real?
(…) Pues bien, hay tres clases de camas: Una la esencial, está en la naturaleza, cuyo autor a mi juicio, podríamos decir que es la divinidad. ¿A quién otro podríamos atribuirla?
- A ningún otro, creo yo.
- La segunda es la que hace el carpintero.
- Sí - dijo.
- Y la tercera, que es la obra del pintor. ¿No es así?
- Sea.
- Por lo tanto, el pintor, el carpintero y la divinidad son los tres maestros que han fabricado estas tres especies de camas.
- Sí, los tres.
-En lo que respecta a la divinidad, ya porque no quiso, ya porque no tuvo la necesidad de no hacer más que una sola cama en la naturaleza, el hecho es que no hizo más de una: la cama esencial. 



La crítica al esencialismo platónico


"Creemos saber algo de las cosas mismas cuando hablamos de árboles, colores, nieve y flores y no poseemos, sin embargo, más que metáforas de las cosas que no corresponden en absoluto a las esencias primitivas."

"Todo concepto se forma por equiparación de casos no iguales. Del mismo modo que es cierto que una hoja no es igual a otra, también es cierto que el concepto hoja se ha formado al abandonar de manera arbitraria esas diferencias individuales, al olvidar las notas distintivas, con lo cual se suscita entonces la representación, como si en la naturaleza hubiese algo separado de las hojas que fuese la “hoja”, una especie de arquetipo primigenio a partir del cual todas las hojas habrían sido tejidas, diseñadas, calibradas, coloreadas, onduladas, pintadas, pero por manos tan torpes, que ningún ejemplar resultase ser correcto y fidedigno como copia fiel del arquetipo."

 Nietzsche; Sobre verdad y mentira

"Si el genealogista se ocupa de escuchar la historia más que de alimentar la fe en la metafísica, qué es lo que aprende? que detrás de las cosas existe algo muy distinto: "en absoluto su secreto esencial y sin fechas, sino el secreto de que carecen de esencia, o que su esencia fue construida pieza por pieza a partir de figuras que le eran extrañas" 

Foucault, Nietzsche , la genealogía , la historia



"Consideremos un objeto fabricado, por ejemplo un libro o un cortapapel. Este objeto ha sido fabricado por un artesano que se ha inspirado en un concepto; se ha referido al concepto de cortapapel, e igualmente a una técnica de producción previa que forma parte del concepto, y que en el fondo es una receta. Así, el cortapapel es a la vez un objeto que se produce de cierta manera y que, por otra parte, tiene una utilidad definida, y no se puede suponer un hombre que produjera un cortapapel sin saber para qué va a servir ese objeto. Diríamos entonces que en el caso del cortapapel, la esencia es decir, el conjunto de recetas y de cualidades que permiten producirlo y definirlo precede a la existencia; y así está determinada la presencia frente a mí de tal o cual cortapapel, de tal o cual libro. Tenemos aquí, pues, una visión técnica del mundo, en la cual se puede decir que la producción precede a la existencia."

"El existencialismo ateo que yo represento es más coherente. Declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre, o como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla."

Sartre, El existencialismo es un humanismo



Los simuladores: "El Debilitador Social"


Para seguir pensando les proponemos mirar el siguiente capítulo de Los Simuladores, el cual aborda una problemática actual. Se trata de los mecanismos de control social que se ejercen los medios de comunicación a través de la exhibición constante de "modelos".





¿Cuál es el "modelo" de mujer que propone la televisión con sus novelas, sus programas de entretenimiento y propagandas? ¿Ese modelo existe desde siempre o es construido socialmente? ¿Se podría decir que solo existen los estereotipos creados por nosotros? ¿Qué beneficios y que desventajas presenta creer en la existencia de ciertas "esencias"? 
Estas son algunas preguntas que proponemos para seguir pensando.




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